viernes, 12 de febrero de 2010

Carlos


Cuando el otro día mencioné en clase que me consideraba autosuficiente mis compañeros se extrañaron. Yo ya sabía que todos mencionarían la esperanza, la innovación o las personas. Pero creo todo esto es efímero. Las personas, como la esperanza o la necesidad de hacer algo nuevo acaban muriendo. Ninguna de las tres lo hace durante la juventud, pero en la vejez todo lo que nos sirve de soporte se esfuma. Los seres queridos mueren, la esperanza desaparece ante la proximidad de la propia muerte y la necesidad de innovar también por cuestiones de edad.

Creía que mientras me quedara mi vida nada más importaba. Pero finalmente dije que era el dolor lo que me haría imposible vivir. Nunca he sentido un dolor físico intenso real, pero hace un par de años tras el infarto de mi padre me volví un poco hipocondríaco. Por supuesto no me ocurría nada, pero no existe diferencia entre sentir un dolor real y creer que lo sientes. El dolor provoca una angustia que te hace incapaz de concentrarte en cualquier otra cosa, te impide actuar con normalidad y provoca un miedo incontrolable, por lo que creo que no podría soportar sufrir dolo intenso durante mucho tiempo.

Creo que el sentimiento que el dolor provoca con más intensidad es la angustia. Angustia es la palabra que mejor resume mi mayor miedo. En cuanto a la imagen siempre he asociado este sentimiento con el color blanco.

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